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Un tanto mas arriba, en las alturas, custodiado, podemos ver la parafernalia de un sector destellante.

Observemos a través de los muros este sector privado, no-mezclado.


Los elegantes. Altos y esbeltos. Extravagantes. 

Ellos saben de la farsa a la que asisten y contribuyen. Aun así, bajo los atuendos delirantes, saben que engañan al ojo.

Al ojo que encarna cada individuo en esta sociedad.

En el fondo son bestias. Bestias de traje. 
Se revuelcan en los placeres menos imaginados, consumen calidad, derrochan vidas y bienestar. Trabajan sus disfraces desde la etiqueta, hasta la copa.

Su juego se desarrolla en torno a los seteos de la ambición y el poder, perfectamente agendados y ejecutados. Los conocimientos ocultos y ancestrales, apenas revelados para los sectores distantes, conforman sus mentes. 
Utilizados para un bien propio, aplastando las ruedas kármicas, están cerca de los ojos vigilantes, y de los juegos burocráticos que engalan a los sistemas. 

Sistemas que oprimen a los vigilados, a los que ignoran, a los que no sospechan, a los que se conforman, a los que no se revelan.

Ahí los ves, en el Karnaval Pantomyma, cerca del brillo, riendo de lujuria, borroneados a través del humo y rodeados por las chanchas poesías que conforman su falso verbo.


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Mientras se sucede el espectáculo, el falso acontecer, la realidad preseteada en el Karnaval Pantomyma, hay otros personajes diferentes un tanto más allá: los faunos, los demonios, las brujas, y las estrellas se ven entre los árboles, a lo lejos. Son una procesión, van hacia algún lugar.

¿Por qué no los seguimos?

Hay artistas, hay programadores, hay espías y estrategas, hay risas y alegría. Hay revuelta.
Hay código, y aquí no entra cualquiera. Ésta es una zona invisible al ojo de la gran farsa sistemática.

Son silenciosos, pero estridentes. Son invisibles, pero reales. Son caóticos, pero organizados.

No dejan rastro. No están nunca en un mismo lugar. No permanecen, pero son eternos.

Un fauno armado de fluidos. Una bruja ríe con un sonido nunca antes escuchado. Las serpientes se enroscan de placer. Los espectros destellan. Todos cantan:

"Para la fiesta, los días robados. Para la fiesta, la revuelta."

¿Qué harían los cerdos capitalistas aquí?¿A quién sacrificarían?
¿Qué dirían los señores del parloteo?¿Y cómo difamarían ésto las pantallas amarillas?

Pero antes que nada, ¿cómo los atraparían?

Las redes, entretejen.
Los nodos, ubican.
Los flujos, detectan.
Los centros, descentralizan.

El Karnaval Pantomyma tiene zonas ocultas, y éstas no dependen.


PARTE IV

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Llega un momento
en que los caminos se bifurcan.
Las uniones son magnéticas,
las polaridades juegan su rol.

Aceptar. Seguir. Caricia es mi adiós.
Polaridad.
¿Amor u odio?
Yo elijo el amor

Luz. Guía.
Creadora del rededor.

Y en mi nuevo horizonte,
aun inexplorado, aun oscuro,
nacerá otro sol
reflejado en la sonrisa
que abrió mi corazón.
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