Luego el astro le dijo a la pequeña arcilla:
“En este lugar salvaje
no existe tal cosa como el bien o el mal.
No existe algo así como la razón.
Es imposible encontrarle un sentido
a algo que no tiene ecuación.
Esta inexplorado, por lo tanto oscuro…
y si el miedo se hace notar,
toma mi consejo:
solo existe, lo que te atrevas a enfrentar.”
Lo sabemos siempre,
no lo entendemos.
Abandoné el lugar.
Entonces, solo caminé por donde aquella pequeña intuición me indicaba.
En los valles de Har, conocí al tirano de las tierras heladas:
“Atravesaba la densa tundra,
el frío impregnaba el aire,
salía el sol, en la noche;
alegraba a las coníferas.
Con sus agudos tejidos,
la helada, cubría el oeste.
Ahora sí. Es momento:
Cazan los cazadores,
cantan los ruiseñores,
tiemblan los lobos,
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