¡Ah! Cuánto me han enseñado aquellos con los que me identifico. Me identifico, y desarrollo mi obra propia.
Me identifico, y por eso encuentro mi identidad, en mí mismo.
Prefiero morir entre los yuyos vulgares de inexplorada selva, a corromper mi esencia.
Las reputaciones, que sentencia inmunda.
No me considero exento, pues he probado el veneno.
Sé que su remanente sigue en mi sangre, y es insoportable.
Pero mi néctar vital, no ha sido alcanzado jamás,
Por los infieles, y sus flechas alcalinas.
La purificación lleva esfuerzo, por lo tanto tiempo.
Por los infieles, y sus flechas alcalinas.
La purificación lleva esfuerzo, por lo tanto tiempo.
Así el fracaso no existe, tampoco el triunfo.
Los deseos se hacen fuertes, y las metas infinitas.
La corrupción se desvanece, y las visiones se intensifican.
Los deseos se hacen fuertes, y las metas infinitas.
La corrupción se desvanece, y las visiones se intensifican.
Confiar en mí mismo, es la alquimia de las realidades.
Confiar en mí, ese es mi gran triunfo.
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