Luego de este suave canto, más llenador que la dicha, más inmenso que el todo mismo, sentí una leve presión en alguna parte, en algo de mí. Me asmobré:
-¡Qué sensación tan impura, que sensación tan impropia, qué sensación tan olvidada!
Llegó a mi una leve briza. Ahondé mi pecho, arqueé la espalda, dejé el aire ingresar y abrí mi respiración.
"Oscuras mariposas de luz,
alumbran un camino, lo sigo.
Encuentro al sol, lo dejo caer.
Llamas como princesas, danzan
y mi audición se transforma en sonido.
Salgo, muero, la veo, vuelvo…
estoy vivo.”
-¡Maldigo!:
-¿Qué es esto? ¡¿Qué es esto?!
“¡Pobre de mi! ¡Ya no lo quiero más!
Necesito transformarme nuevamente, transmutar.
Morir y volver a nacer.
No, otra vez el tiempo.
Los recuerdos, el pasado,
el futuro llegó, y su porvenir incierto.”
-¡Maldigo!:
“Duele el momento,
duele el recuerdo,
duele el pensar en un futuro.
El tiempo duele;
¡Ah! pero siempre sigue adelante.”
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